En un momento de gran inquietud global, los inversores buscan proteger su patrimonio ante la volatilidad económica y política. El oro y la plata emergen como valores refugio por excelencia, ofreciendo estabilidad y diversificación.

Un entorno de incertidumbre económica y geopolítica

La prolongada tensión comercial entre Estados Unidos y China, junto con conflictos regionales y la inestabilidad de mercados emergentes, ha generado un escenario de alta volatilidad financiera. Ante la amenaza de recesiones y fluctuaciones bruscas, los flujos de capital se dirigen a instrumentos menos dependientes de órdenes mercantiles.

Las dudas sobre el ciclo económico en EE. UU. y las amenazas de nueva fragmentación en las cadenas de suministro globales refuerzan la percepción de riesgo. Así, los metales preciosos cobran fuerza como cobertura del poder adquisitivo y escudo ante movimientos bruscos de la renta variable.

La política monetaria y su impacto

La Reserva Federal ha respondido a la desaceleración con varios recortes de tipos de interés de 25 puntos básicos, un factor que favorece el atractivo de activos que no ofrecen rendimiento nominal.

Con expectativas de nuevos recortes en los próximos años, el dólar tiende a debilitarse y los inversores redirigen capital hacia metales con poder de refugio. Los bancos centrales también aceleran la compra de reservas alternativas al billete verde.

Inflación y devaluación de divisas

En entornos de alta inflación, el dinero pierde poder adquisitivo rápidamente. El oro y la plata, como activo real frente a la inflación, protegen de la pérdida de valor de las monedas y sirven como depósito de riqueza a largo plazo.

La depreciación de las principales divisas, impulsada por estímulos fiscales y monetarios, aumenta la demanda de estos metales, cuyo suministro es limitado y cuya extracción se enfrenta a crecientes costes regulatorios y medioambientales.

¿Qué es un valor refugio?

Un valor refugio es un activo diseñado para mantener o aumentar su valor en periodos de inestabilidad económica, crisis financieras o alta volatilidad de los mercados. Su objetivo primordial es preservar capital en tiempos adversos, no maximizar beneficios a corto plazo.

Actúa como un escudo dentro de una cartera diversificada, reduciendo el impacto de caídas abruptas en activos de mayor riesgo y aportando estabilidad en momentos de pánico inversor.

El oro como refugio principal

El oro es considerado el refugio por excelencia gracias a su uso monetario a lo largo de milenios, su escasa correlación con activos financieros y su aceptación global.

Los bancos centrales han intensificado sus compras en los últimos años, buscando diversificar reservas y reducir exposición al dólar. Según analistas, las compras medias en torno a 70 toneladas mensuales podrían prolongarse hasta 2026, consolidando una tendencia acumulativa.

Evolución reciente de precios

En el último gran rally, el oro ha subido más de un 60% anual, impulsado por recortes de tipos, bajos rendimientos en bonos y demanda inversora en busca de refugio. El lingote superó picos de más de 1.950 dólares por onza.

La plata, por su parte, se ha más que duplicado en el año, con un alza cercana al 118% en su mejor tramo. La inclusión en la lista de minerales críticos de EE. UU. y la fuerte demanda industrial han empujado su precio a máximos históricos de 64,6 dólares por onza.

Fundamentos estructurales de oro y plata

• Descorrelación parcial con renta variable y deuda corporativa.
• Oferta limitada frente a una demanda creciente.
• Ausencia de riesgo de contraparte o solvencia de emisor.
• Función de activo real frente a divisas y mercado de bonos.

Además, ambos metales no generan rendimiento periódico, lo que los hace inmunes a retiradas de dividendos o cupones.

Diferencias clave entre oro y plata

Previsiones y riesgos futuros

Los analistas estiman que el oro podría superar los 2.100 dólares por onza si la Fed recorta tipos más rápido de lo previsto y persisten las tensiones geopolíticas. La plata, por su parte, tiene potencial de revalorización adicional si mejora la demanda en energías renovables.

Entre los riesgos destacan posibles repuntes de la rentabilidad de la deuda soberana y una recuperación abrupta del dólar, que podrían limitar las subidas de ambos metales a corto plazo.

Formas de invertir en oro y plata

• Compra de lingotes y monedas físicas.
• Fondos cotizados (ETFs) respaldados por metales.
• Contratos de futuros y opciones en mercados regulados.
• Acciones de empresas mineras y ETFs de minería.

Integración en una cartera diversificada

Para aprovechar su carácter de refugio, se recomienda destinar entre un 5% y un 15% del patrimonio total a oro y plata, ajustando según perfil de riesgo y horizonte temporal.

Combinarlos con bonos de alta calidad crediticia y activos de renta variable reduce la volatilidad global y mejora la resiliencia del portafolio en escenarios adversos.

En definitiva, incorporar estos metales preciosos ofrece un equilibrio entre preservación y potencial de apreciación, clave en tiempos de incertidumbre.